♥ pEquE iNfOrmE JUNIO 2012 ★
¡¡Hola PequeMundo!!
Siempre rapidito, les contamos todas las novedades de este mes:
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Junio fue el mes elegido para trabajar los valores. Pisando la imagen podrán ver nuestro
Árbol de Valores
click aquí
Y ahora, a seguir leyendo!
El Árbol Generoso (de Shel Silverstein)
Había una vez un árbol que amaba a un pequeño niño. Todos los días el niño venía y recogía sus hojas para hacerse con ellas una corona y jugar al rey del bosque. Subía por su tronco, se mecía en sus ramas y comía manzanas. Jugaban juntos a la escondida y cuando se cansaba, el niño dormía a su sombra.
Y el niño también amaba al árbol y el árbol era feliz.
El tiempo pasó, el niño creció y el árbol solía quedarse solo esperándolo. Un día, el árbol vio venir al niño.
–Vení niño, subite a mi tronco, hamacate en mis ramas, comé mis manzanas, jugá bajo mi sombra y sé feliz -le dijo.
–Ya soy muy grande para trepar y jugar -dijo el niño- yo quiero comprar cosas, divertirme. Necesito dinero. ¿podés darme plata o me voy?
–Lo lamento, -dijo el árbol- sabés que plata no tengo, sólo hojas y manzanas. Agarrá mis manzanas y vendelas en la ciudad… tal vez así consigas la plata que querés.
El niño se subió al árbol, arrancó todas las manzanas, las cargó en una cesta y se volvió a alejar. Y el árbol se quedó feliz.
Pero pasó mucho tiempo, el niño no volvía y el árbol lo esperaba triste. Hasta que un día regresó y el árbol agitó alegremente sus hojas.
–Vení niño, subite a mi tronco, hamacate en mis ramas, jugá bajo mi sombra y sé feliz -le dijo.
–Necesito una casa que me sirva de abrigo -le contestó el niño-, quiero conseguirme una esposa y tener hijos. Es una casa lo que necesito, ¿tenés una casa para darme?
–Yo no tengo una casa -le dijo el árbol-, mi hogar es el bosque, pero podés cortar mis ramas y usarlas para hacer tu propia casa. Entonces serás feliz.
El niño cortó todas las ramas, se las llevó y se construyó una casa hermosa. Y el árbol se quedó feliz.
Volvieron a pasar muchos años sin que el niño regresara, hasta que un día volvió a visitarlo… el árbol se puso tan feliz que apenas pudo hablar.
–Vení, niño -le susurró- acercate y jugá.
–Estoy muy viejo y triste para jugar -le contestó- quisiera tener un bote y navegar lejos de aquí, ¿vos tenés un bote para mí?
–Un bote no tengo -le respondió el árbol-, pero podés cortar mi troco y navegar sobre él, si eso te hace feliz.
El niño cortó el tronco, lo ahuecó y se hizo un bote. Navegó lejos y el árbol se quedó feliz… o quizás no. Volvieron a pasar algunos años hasta que el niño regresara a ver al árbol.
–Lo lamento, niño -lo recibió el árbol- pero ya no me queda nada para ofrecerte… manzanas ya no tengo…
–Mis dientes ya están débiles para manzanas -le contestó el niño.
–Tampoco me quedan ramas, ya no hay cómo hamacarse en mí.
–Estoy muy viejo para las hamacas.
–Ni el tronco me queda, niño, ¿cómo te vas a trepar?
–Estoy muy cansado para trepar -le contestó el niño.
–Quisiera poder darte algo… pero ya no me queda nada. Me he convertido en un viejo leño trunco en medio del bosque… lo lamento -dijo el árbol.
–Yo ya no necesito mucho ahora -respondió el niño- apenas un lugar tranquilo para reposar… estoy muy cansado.
–¡Fantástico! -dijo el árbol reanimándose- un viejo leño trunco es lo que necesitás para sentarte y descansar. Vení, niño, sentate sobre mí.
Y el niño se quedó sentado contemplando el bosque. Y el árbol se quedó feliz.
FIN
El árbol que da o el árbol generoso (The Giving Tree), publicado en 1964, es un libro infantil escrito e ilustrado por Shel Silverstein. Este libro se ha convertido en uno de los más famosos de Silverstein y ha sido traducido a más de 30 idiomas.
El profesor de Estudios Religiosos en la Universidad de Stanford, Timothy Jackson, dijo:
¿Es este un cuento triste? Bien, es triste del mismo modo que la vida lo es. Todos estamos necesitados, y, si tenemos suerte, crecemos usando a otros y siendo usado por otros. Las lágrimas caen en nuestra vida como las hojas de los árboles. Nuestra finitud no es algo que lamentar o despreciar; es, precisamente, lo que hace posible el dar (y recibir). Cuánto más se acuse al niño, más se acusa a la existencia humana. Cuando más se acuse al árbol, más tienes que faltar a la idea de paternidad. ¿Deberían los regalos del árbol ser contingentes con la gratitud del niño? Si así fuese, si los padres y las madres esperasen reciprocidad antes de preocuparse por sus niños, estaríamos condenados.
Al unir la historia con la condición humana, Jackson asevera que los lectores deben identificarse tanto con el niño como con el árbol.
Esta puede ser la historia de nosotros y nuestros verdaderos amigos, en muchas ocasiones solo acudimos a ellos cuando los necesitamos y ellos siempre están ahí dispuestos a darnos lo que necesitamos sin pedirnos nada a cambio.
Los Cuentos ofrecen la posibilidad de viajar y vivir aventuras fantásticas con la imaginación, fomentan la creatividad, entretienen, acercan los niños a los libros y estimulan la lectura. Los Cuentos también pueden ayudar a los niños a superar conflictos o problemas, siendo también una forma de educación ya que contienen metáforas y moralejas que les hacen reflexionar sobre aspectos de la vida.
Desde el momento en que el libro fue publicado, generó controversia y opiniones opuestas sobre las interpretaciones de sus mensajes, sobre si el árbol es desinteresado o si sólo hace un sacrificio propio, y sobre si el niño es egoísta o razonable en sus peticiones al árbol. La historia muestra claramente a la infancia como un tiempo de relativa felicidad en comparación con el sacrificio y la responsabilidad de la edad adulta. La historia sólo usa la palabra "necesito" al final, para describir la necesidad del niño (ahora viejo) de un lugar para descansar; para el resto de sus deseos usa la palabra "quiero".
Algunos académicos describen el cuento como el retrato de un vicio, una relación parcial entre el árbol y el niño: con el árbol como un donante desinteresado y el niño como un ser codicioso y nunca satisfecho que constantemente recibe, y que nunca da nada a cambio al árbol; un amor egoísta que puede ser deformada e imitada por los lectores infantiles.
De hecho, algunos de estos académicos hablan de un árbol o bien como un padre irresponsable cuyo sacrificio propio ha dejado al hijo sin capacidad de poder arreglárselas por sí mismo (lo que le lleva a acabar solo) o como un desesperado codependiente. Otros sugieren que el libro es un cuento sobre el amor incondicional y la generosidad: el árbol da todo lo que posee al niño porque lo quiere, y sus sentimientos son devueltos por el niño cuando vuelve al árbol para descansar. De este modo, la relación entre el árbol y el niño según crece puede verse como algo similar a lo que ocurre entre madre e hijo; a pesar de no recibir nada a cambio durante mucho tiempo, el árbol antepone las necesidades del niño, porque quiere que este sea feliz. De hecho, el único momento en que el árbol parece triste es cuando siente no tiene nada más que dar al niño y que el niño nunca volverá.
Los ambientalistas han preferido interpretar el cuento como la relación entre la especie humana y el planeta. Los Humanos han tomado muchos de de los irreemplazables recursos de la Madre Tierra y no ha dado nada a cambio. El final del libro podría ser visto como que habremos agotado consumiendo los recursos del planeta.
Visto en: Monos Sabios
http://www.monossabios.com/04_ag_09_El_arbol_generoso.html
¿Es este un cuento triste? Bien, es triste del mismo modo que la vida lo es. Todos estamos necesitados, y, si tenemos suerte, crecemos usando a otros y siendo usado por otros. Las lágrimas caen en nuestra vida como las hojas de los árboles. Nuestra finitud no es algo que lamentar o despreciar; es, precisamente, lo que hace posible el dar (y recibir). Cuánto más se acuse al niño, más se acusa a la existencia humana. Cuando más se acuse al árbol, más tienes que faltar a la idea de paternidad. ¿Deberían los regalos del árbol ser contingentes con la gratitud del niño? Si así fuese, si los padres y las madres esperasen reciprocidad antes de preocuparse por sus niños, estaríamos condenados.
Al unir la historia con la condición humana, Jackson asevera que los lectores deben identificarse tanto con el niño como con el árbol.
Esta puede ser la historia de nosotros y nuestros verdaderos amigos, en muchas ocasiones solo acudimos a ellos cuando los necesitamos y ellos siempre están ahí dispuestos a darnos lo que necesitamos sin pedirnos nada a cambio.
Los Cuentos ofrecen la posibilidad de viajar y vivir aventuras fantásticas con la imaginación, fomentan la creatividad, entretienen, acercan los niños a los libros y estimulan la lectura. Los Cuentos también pueden ayudar a los niños a superar conflictos o problemas, siendo también una forma de educación ya que contienen metáforas y moralejas que les hacen reflexionar sobre aspectos de la vida.
Desde el momento en que el libro fue publicado, generó controversia y opiniones opuestas sobre las interpretaciones de sus mensajes, sobre si el árbol es desinteresado o si sólo hace un sacrificio propio, y sobre si el niño es egoísta o razonable en sus peticiones al árbol. La historia muestra claramente a la infancia como un tiempo de relativa felicidad en comparación con el sacrificio y la responsabilidad de la edad adulta. La historia sólo usa la palabra "necesito" al final, para describir la necesidad del niño (ahora viejo) de un lugar para descansar; para el resto de sus deseos usa la palabra "quiero".
Algunos académicos describen el cuento como el retrato de un vicio, una relación parcial entre el árbol y el niño: con el árbol como un donante desinteresado y el niño como un ser codicioso y nunca satisfecho que constantemente recibe, y que nunca da nada a cambio al árbol; un amor egoísta que puede ser deformada e imitada por los lectores infantiles.
De hecho, algunos de estos académicos hablan de un árbol o bien como un padre irresponsable cuyo sacrificio propio ha dejado al hijo sin capacidad de poder arreglárselas por sí mismo (lo que le lleva a acabar solo) o como un desesperado codependiente. Otros sugieren que el libro es un cuento sobre el amor incondicional y la generosidad: el árbol da todo lo que posee al niño porque lo quiere, y sus sentimientos son devueltos por el niño cuando vuelve al árbol para descansar. De este modo, la relación entre el árbol y el niño según crece puede verse como algo similar a lo que ocurre entre madre e hijo; a pesar de no recibir nada a cambio durante mucho tiempo, el árbol antepone las necesidades del niño, porque quiere que este sea feliz. De hecho, el único momento en que el árbol parece triste es cuando siente no tiene nada más que dar al niño y que el niño nunca volverá.
Los ambientalistas han preferido interpretar el cuento como la relación entre la especie humana y el planeta. Los Humanos han tomado muchos de de los irreemplazables recursos de la Madre Tierra y no ha dado nada a cambio. El final del libro podría ser visto como que habremos agotado consumiendo los recursos del planeta.
Visto en: Monos Sabios
http://www.monossabios.com/04_ag_09_El_arbol_generoso.html
Y esto ha sido todo desde acá.
Informaron desde Coronel Dorrego para toda la blogósfera, los peque de la biblio.
Por ahora, ya no hay más.
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